Durante el verano, nuestros oídos requieren de una especial atención y cuidado debido a los factores de riesgo que se presentan en esta época del año. En vacaciones, nos exponemos a deportes acuáticos, a viajar en avión, a festivales de música, entre otras actividades que pueden dar lugar a posibles trastornos de audición.

De la misma forma que en verano somos conscientes del cuidado de nuestra piel con la exposición al sol, también deberíamos tener en cuenta nuestra salud auditiva.

Factores de riesgo durante el verano

  • Cambios bruscos de presión: cuando practicamos deportes como el submarinismo o viajamos en avión, pueden aparecer molestias en los oídos debido a la adaptación espontánea de la cavidad auditiva a los cambios de presión. Si éstos son muy bruscos, pueden provocar traumatismos en los oídos. Para evitarlo, es recomendable llevar caramelos o chicles durante los vuelos, incluso usar tapones para para evitar la aparición de acúfenos. Si se está resfriado, es conveniente tomar un medicamento descongestionante antes de coger un avión.
  • Exposición continuada a sonidos altos: es bien sabido que los ruidos elevados son dañinos para nuestros oídos y provocan pérdida auditiva. Por eso, debemos reducir la exposición a sonidos muy intensos característicos de discotecas y conciertos. Cuando estemos en estos lugares, hemos de procurar no colocarnos cerca de altavoces u ocupar las primeras filas.
  • Consumo excesivo de alcohol o tabaco: el consumo de sustancias tóxicas como el alcohol y el tabaco pueden tener efectos negativos en la capacidad auditiva. Por esta razón, reducir su consumo puede ser esencial para atenuar las consecuencias.
  • Uso prolongado del aire acondicionado: las variaciones bruscas de temperatura, por el contraste entre recintos cerrados con aire frío y las altas temperaturas en la calle, propician la aparición de faringitis, las alteraciones en la voz y la otitis. Los otorrinolaringólogos recomiendan evitar el uso prolongado del aire acondicionado y los cambios bruscos de temperatura.
  • Inmersión en el agua: es el factor que causa mayores problemas en los oídos durante el verano. La humedad en el conducto auditivo externo favorece la proliferación de bacterias ocasionando otitis externas, también conocidas como otitis del nadador. Además, los tapones de cera que normalmente pueden provocarse, se hinchan generando un tapón más voluminoso que además de molestias, ocasiona una leve pérdida auditiva. Es recomendable utilizar tapones óticos o gorros de baño para evitar la entrada de agua en el oído y secar los oídos cuando salgamos del agua.

Además, la  Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) advierte que las personas con sudoración excesiva y que pasan más tiempo en el agua, como la población infantil, son las más vulnerables. El Doctor Manuel Manrique, presidente de la Comisión de Otología de la SEORL destaca que: “Además, los niños tienen los conductos del oído más pequeños, lo que facilita en ocasiones la retención del agua.”

5 consejos para cuidar nuestra salud auditiva

  • Acudir al otorrino antes de que comience la temporada de baños, festivales y viajes. Kiversal recomienda visitar al especialista para realizar una audiometría que evalúe el estado de nuestros oídos y la capacidad auditiva.
  • Tomar antihistamínicos o productos descongestionantes antes de coger un avión.
  • Usar tapones para los oídos durante vuelos, ante sonidos elevados y durante los baños.
  • Minimizar la exposición continuada a sonidos de alta intensidad.
  • Secar bien los oídos al salir del agua y reducir el tiempo de inmersión.

Este verano toma nota de los consejos para cuidar tu salud auditiva y disfruta de la época estival ¡con todos los sentidos! 😉